Había una vez un pastor que compró un rebaño de ovejas, pero cuando las conoció resultó que no paraban de balar constantemente. Todo el día iban"bee, bee" creando un jaleo ensordecedor, ignorando todas las órdenes del pastor. Éste utilizó todos los medios para hacerse oír a sí mismo y a sus perros, pero todo fue inútil. Finalmente, viendo que las ovejas no paraban de hablar, le puso buen humor y decidió comprar una enorme oreja, y llevarla allí en su camión. Increíblemente, al ver la oreja las ovejas dejaron de balarse unas a otras, y todas comenzaron contar sus penas a aquella gran oreja y a seguirla según se movía el camión.
Así fue como el pastor comprendió que hasta las ovejas tienen algo que decir y quieren ser escuchadas, y gracias a eso, ahora puede presumir de tener un camión-oreja pastor, el único del mundo.
Idea: Una forma divertida de mostrar el efecto que tiene escuchar a los demás en lugar de hablar